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Quizás te parezca poco romántica la idea de acordar un contrato con tu pareja. Sin embargo, crear una relación es un gran proyecto de vida que debe negociarse bien: con paciencia, con asertividad, sin violencia. Si no hablamos de lo esencial, podemos dejarnos llevar por la ?magia? del amor y seguir la senda del patriarcado: adoptar posiciones de sumisión y ceder hasta el agotamiento. El contrato nos sirve para ser realistas, para conocernos mejor y evaluar bien a la otra persona. Y para averiguar si hay condiciones para quererse bien. Porque hay cosas que ya no se negocian. Nuestra libertad, nuestro derecho a disfrutar del mismo tiempo libre, el reparto equitativo de las tareas domésticas y de los cuidados, nuestra reivindicación de no poner en riesgo nuestra salud sexual? El listado es largo. Las patrañas que nos han colado hasta el momento, innumerables. Las mujeres no tenemos por qué hormonarnos ni vigilar a los hombres para que usen un condón. Y en su ADN no hay nada que les impida limpiar, cambiar pañales u organizar un cumpleaños. El derecho a disfrutar de nuestras pasiones tampoco se negocia. Las mujeres hemos comprendido cómo funciona la estafa romántica y ya no queremos vivir el amor como una servidumbre ni como una experiencia carcelaria. En este libro encontrarás muchas herramientas y ejercicios con los que podrás aprender a usar tu poder para cuidarte a ti misma y a tu relación, y a terminarla lo mejor posible, a liberarte, si te daña.
Agotado