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12,00€ (IVA incluido)
En este libro, Patricia Figuero emprende un desbordamiento que pretende limpiar como solo puede limpiarse lo que finge no estar sucio: ensuciando. Se atreve a pasar la lengua por su herida para buscar, con el habla convenientemente teñida de espanto y de voluntad de honrar a esa niña amarrada, la valentía que le es propia. La fisura entra por las manos es un sangrado, una curación, una garganta quemada por una voz que no se avergüenza de ser demasiado aguda, una explicación. Es desmontar la casa de la infancia y trazar un mapa de desconchones y culpar y amar a la vez es una afirmación salvaje y una reclamación de lo salvaje como deuda: conocer dónde absorbimos nuestra herida no sirve para curarnos la herida, sino para nombrar por fin la herida y regodearnos en sus costras y arrastrarnos por el piso porque somos dueñas y podemos.
Agotado